“No tengo tiempo de hacer ejercicio” es una frase muy común hoy en día. Es cierto que en la actualidad tenemos muchas cosas que hacer y pareciera que el tiempo no alcanza. Para las personas que no tienen el hábito de hacer ejercicio, “sacar” tiempo para ejercitarse es casi imposible. Lo cierto es que no necesitas “buscar”, sino “tomar” el tiempo e invertirlo en mantenerte activa.
¿Te has puesto a pensar cuántas horas dedicas a hablar por teléfono con amigas, navegar por Internet o ver la televisión? Seguramente tienes más tiempo del que te imaginas, sólo es cuestión organizar tus prioridades.
A quien madruga, Dios le ayuda
Si adelantas tu despertador media hora podrás hacerlo todo con más calma. En vez de saltar de la cama casi dormida, estira tu cuerpo, bosteza a fondo, mueve en círculo tus muñecas y tobillos y toma una gran bocanada de aire. Continúa despertando tus músculos con estiramientos leves o gimnasia suave para las piernas y la espalda. Esto dará flexibilidad a tu cuerpo y te ayudará a combatir la fatiga.
En forma sin salir de casa
Hacer ejercicio físico no siempre significa practicar un deporte. Según los expertos, dos horas diarias de trabajo doméstico son suficientes para garantizar una buena tonicidad muscular. Así que, la próxima vez que pases la aspiradora, tiendas las camas, laves ropa, barras la calle, sacudas… piensa que te estás ejercitando.
¡Estírate!
Aunque siempre te han dicho que es de mala educación, el estiramiento es un ejercicio natural que proporciona flexibilidad. Haz un alto en tus actividades de vez en cuando y practícalo. De pie, respira profundamente y suelta el aire mientras levantas los brazos por encima de la cabeza y te estiras a conciencia.